CEAPA estima que la participación de las familias en la huelga
en todos los niveles educativos en el día de hoy ha sido superior al
80%, en base a datos recabado por esta organización. Esta confederación
está muy satisfecha por la altísima participación y por el desarrollo
sin incidentes de esta jornada de huelga.
Motivaciones de la huelga
A
las madres y a los padres no nos gusta que nuestros hijos e hijas
falten a clase, pero tampoco queremos que sean seres inertes que no
defienden sus derechos. La huelga tampoco es un recurso que CEAPA o
nuestras federaciones territoriales de AMPAS de la escuela pública
hayamos utilizado nunca. De hecho, la huelga de hoy jueves es histórica,
porque es la primera convocada por esta confederación.
Estamos
ante un ataque sin precedentes a los derechos del alumnado y de las
familias, con recortes salvajes en la educación española combinados con
una nueva ley de educación que quiere aprobar el Gobierno igualmente
inaceptable. El alumnado y las familias estamos soportando múltiples
recortes, que no hacen otra cosa que castigar las ya maltrechas
economías familiares, abocando al abandono educativo a muchos
estudiantes por cuestiones económicas. Es inaceptable que se eliminen
todo tipo de ayudas al alumnado y las familias, se incrementen las
cuotas y las tasas, incluso creándolas donde no existían.
Ahora
es habitual ver que muchos alumnos no disponen de los libros de texto y
el material curricular necesario para ejercer su derecho a la educación,
que decenas de miles se hayan quedado sin plaza en un ciclo formativo y
otros tantos no hayan podido matricularse en los estudios
universitarios ante el brutal encarecimiento de las tasas. Se está
incumpliendo flagrantemente el mandato constitucional de la gratuidad de
la enseñanza y el principio de la igualdad de oportunidades que guía a
todas las sociedades democráticas avanzadas.
Es intolerable que
haya niños y niñas que pasen hambre en los centros educativos, a lo que
ha contribuido la decisión de determinados responsables políticos de
retirar las ayudas a sus familias justo cuando más se necesitan, cuando
en tan sólo dos años la cifra de pobreza infantil en España ha sumado
205.000 menores a los más de dos millones que viven en hogares que están
por debajo del umbral de la pobreza, incremento que es consecuencia del
acoso y derribo al que están sometidos los derechos de la ciudadanía de
nuestro país.
Además, hay más alumnos por profesor, asignaturas
sin profesor porque apenas se cubren las bajas, aulas masificadas, niños
y niñas con necesidades específicas sin atender por la eliminación de
programas de atención a la diversidad, y centros educativos con medios
totalmente insuficientes.
Y lo peor es que el Estado sigue
desviando fondos públicos para financiar entidades educativas privadas,
muchas de dudosa legalidad, porque incluso se atreven a vulnerar la
Constitución Española, con la connivencia de quienes deberían cumplir y
hacer cumplir el marco legal vigente.
Además, la sociedad
española está cansada de que cada nuevo Gobierno se empeñe en modificar
la legislación educativa, máxime si, como ocurre ahora, no se cuenta con
los diferentes sectores implicados y con la intención de cambiar el
actual modelo social y satisfacer consignas ideológicas.
Eso sí,
podemos ver continuamente a los responsables del Ministerio de Educación
hablando de la supuesta “modernidad” de la reforma educativa que
promueve, una reforma sólo fundamentada en recetas del pasado como las
reválidas, la repetición de curso y los itinerarios segregadores.
Resulta aterrador observar cómo, con tan pocos argumentos que puedan
fundamentarse en la investigación educativa, a la que por otra parte se
dedican en España muchos profesionales y departamentos universitarios,
pueda cambiarse de arriba abajo el sistema educativo y el futuro de
tantos niños, niñas y jóvenes.
Esta huelga lanza un mensaje claro
de que las cosas han llegado hasta donde nunca deberían haberlo hecho, y
que las familias no estamos dispuestas a que sigan por ese camino.

Querido ministro Wert:
Me presento, soy una de esas madres radicales extremistas y
antisistema que mañana han decidido no llevar a sus hijos al colegio.
Aunque usted piense que soy
"contraria a la obligación que tienen los padres de procurar la mejor educación para sus hijos",
es precisamente mi preocupación ante la caída en barrena del sistema
educativo del que forman parte mis pequeños lo que me impulsa a secundar
la
huelga convocada por la peligrosísima confederación de padres CEAPA.
Antes de seguir, reconozco que soy una privilegiada porque puedo
permitirme dejar a mis hijos con alguien en casa mientras trabajo.
Muchos padres no tienen esa posibilidad, lo que, siguiendo el silogismo
de su jefe, Rajoy, sobre la
"mayoría silenciosa que no se manifiesta",
significaría que todos los que lleven al colegio mañana a sus hijos
están de acuerdo con los recortes -más de 5.000 millones de euros desde
2010- en un sector, el educativo, que debería estar especialmente
protegido.
Pienso en familias de compañeros de David y Natalia en el colegio
público de San Blas (Madrid) al que van, que no protestarán pese a
haberse quedado
sin becas de comedor o de libros.
No se equivoque, señor Wert, no es que renuncien felizmente a ese
importe en aras de un interés mayor, como es salvar a los bancos. Es que
no pueden faltar a sus trabajos en la peluquería, la obra o limpiando
casas. Puede que ni se hayan enterado de que se ha convocado una huelga.
Pero todos se rascan el bolsillo para pagar los libros de texto, el
dinero de la cooperativa para material escolar o las cada vez más
escasas excursiones, que también son formativas. Puede que sea porque,
después de todo, se preocupan por la educación de sus hijos.
Señor Wert, basta. Basta de tratarnos a los padres como a estúpidos con consejos como
"reutilizar los libros" si no podemos pagarlos. Como si no se nos hubiera ocurrido. Como si siempre fuera posible. O con eufemismos como que
"el número de alumnos por clase no aumenta, se flexibiliza".
Entonces, ¿por qué no lo flexibilizamos, pero a la baja? Ah, que no
pasa nada, que según los estudios de la OCDE, solo se pierde eficacia en
grupos de más de 45 o 50 alumnos, o sea que tenemos todavía mucho
margen de flexibilidad.
Basta de recortar en profesorado. Basta de
segregar a los que se quedan rezagados.
Basta de fomentar la desigualdad reduciendo becas y subiendo tasas. Si
realmente le interesa mejorar la competitividad de las futuras
generaciones y sacarnos del
primer puesto en fracaso escolar en Europa, recuerde que los sistemas educativos más exitosos en el
informe Pisa tienen en común la
calidad y formación de sus profesores y la intervención temprana para que ningún niño se quede atrás.
Basta de
buscar titulares y crear polémicas.
Basta de desunir y provocar en vez de buscar consensos. Basta de
utilizar la educación de nuestros hijos como instrumento para imponer su
ideología. Haga su trabajo, procure que el sistema educativo sea el
mejor posible para todos, hasta para los que le critican. No es su
futuro, señor Wert, el que está en juego. Es el nuestro.
Las asociaciones instan a las familias a no llevar hoy
a sus hijos al colegio, en protesta por los recortes y la reforma de Wert
La tercera
jornada de huelga educativa de esta semana pasará a la historia, tenga o no
éxito, porque es la primera vez que la Confederación Española de Asociaciones
de Padres y Madres de Alumnos (Ceapa) insta a las familias a no llevar a sus
hijos al colegio. De esta forma, los niños de Infantil y Primaria de la escuela
pública se unirán a las 72 horas de "lucha"
convocadas por el Sindicato de Estudiantes (SE), que comenzaron el pasado
martes y que terminan hoy.
NOTÍCIA COMPLETA PUNXA ACÍ...
LOS ESTUDIANTES, EN HUELGA
La CEAPA estima que la participación de las familias en la huelga ha sido
superior al 80%. Educación lo cifra sólo en un 23%.
Qué opinan los padres de la huelga
Varios padres explican sus posiciones a favor o en contra del llamamiento a no llevar a sus hijos al colegio
"Nos estamos jugando el desarrollo del país"
Sara Stone es
estadounidense y reside desde hace años en España. Apoya la huelga, por
lo que su hija de cinco años, que estudia en el colegio público Virgen
de la Paloma de Madrid, no ha acudido a clase. "En España
hay una buena enseñanza pública pero nos estamos jugando el desarrollo
del país y quiero que mi hija crezca aquí", asegura.
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